¿Covid 24 horas? No, gracias

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Autor: Clara Hernández

La pandemia ha traído consigo desde el principio otro tipo de pandemia; la mediática. Al principio la noticia podía parecer totalmente ajena y lejana, o quizá incluso rara. Pero conforme el virus se fue extendiendo las alarmas y la histeria colectiva inundaron las calles. Estantes de supermercados vacíos, gente comprando papel higiénico y agua en masa… Escenas de ficción distópica que cualquiera podría ver en la gran pantalla.

Con los meses, el exceso de información diaria, los cambios constantes en las restricciones, así como los bulos y mensajes que han circulado por redes sociales y aplicaciones de mensajería, han cocinado un cóctel explosivo llamado infodemia. Según la Fundéu, esta se define como: sobreabundancia de información, alguna rigurosa y otra falsa, sobre un tema.

Y más allá del desconcierto y la desinformación que genera semejante situación, los problemas de salud que trae consigo la infodemia son preocupantes. “No solo estamos luchando contra una epidemia; luchamos contra una infodemia”. Esas fueron las palabras del Director General de la Organización Mundial de la Salud durante la Conferencia de Seguridad de Munich el 15 de febrero de 2020. Por aquel entonces en la OMS ya alertaban del peligro de la sobreinformación verídica o falsa en la salud de las personas. 

Pero no solo ha avisado la OMS, también profesionales del mundo de la psicología como Dana Rose Garfin, de la Universidad de California (Irvine), la doctora Bethany Teachman, profesora de Psicología en la Universidad de Virginia o la psicóloga Pilar Conde (Universidad de Valencia). Todas coinciden en lo mismo: la alta exposición a la información relacionada con la pandemia puede provocar altos niveles de estrés y ansiedad, además de un estado de alarma permanente que puede influir en la calidad del sueño.  

 En estos meses se han difundido también muchos mensajes de aparentes fuentes fiables como personal sanitario o testimonios de personas que han estado en un hospital recientemente. Sea cierto o no el contenido que se difunde, los efectos negativos que trae consigo esa difusión, como la ansiedad o el miedo, empeoran la salud mental de la persona que recibe el mensaje y que, además, decide reenviarlo para no cortar la cadena de difusión. 

Las doctoras en ciencias sociales y del comportamiento por la Universidad de Salud Pública Global de Nueva York (New York University’s School of Global Public HealthRachael Piltch-Loeb, Alexis Merdjanoff y Gabriella Meltzer, publicaron a principios de enero de 2021 un estudio sobre la influencia de la exposición mediática relacionada con el Covid-19 y sus consecuencias en la salud mental. En el artículo aseguran que “aquellos sujetos cuya principal fuente de noticias era la televisión, en lugar de impresos o en línea, tenían casi un 50% menos de probabilidades de anticipar desafíos de salud mental”. Es decir, que la televisión como fuente principal de información, dificulta la percepción de riesgos en la salud mental de la población que la consume.  Y esto, probablemente, se debe a la cantidad de estímulos que emite la televisión, que dificulta la asimilación de la información de forma pausada y que además altera el estado emocional del público al emitir vídeos e imágenes alarmantes de la situación.  

Pero no solo nos llega información a través de la televisión, el bombardeo es constante a través de cualquier medio: “Como resultado, las personas a menudo se vuelven ansiosas, deprimidas o incluso agotadas e incapaces de hacer frente a las demandas que surgen”, aseguran las investigadoras brasileñas Leila Posenato Garcia y Elisete Duarte en su estudio Infodemia: exceso de cantidad en detrimento de la calidad de la información sobre Covid-19.   

Una solución radical en pro a la salud mental sería dejar de informarse. Vetar por completo al Covid y preferir no saber nada acerca de cómo avanza la situación. Pero como en todo, la clave está en el equilibrio. No hace falta dar la espalda a las noticias, ni desconocer por completo lo que ocurre en el contexto y espacio del que se es partícipe. Así como tampoco implicarse de tal manera que la salud se vea perjudicada. En Intimind tenemos la clave para alcanzar ese equilibrio informativo.  

Cinco consejos para mantenerse informado sobre la situación del Covid-19 de la forma más saludable posible

Memoriza estas siglas: DEBER (Descarta, Establece, Busca, Evita y Reduce)

  • Descarta los bulos y la información del «boca a boca»
    • Huye de las informaciones sin contrastar, así como de los rumores por mucho que vengan de personal sanitario o personas que han vivido de cerca la enfermedad. Los rumores se deterioran conforme pasan de una persona a otra y la información que puede acabar llegando puede estar distorsionada. Además, cada experiencia y percepción de la misma es totalmente distinta en cada persona.  
  • Establece momentos del día para informarte
    • Por ejemplo, dos momentos al día son suficientes para estar al tanto de las actualizaciones. Evita, a poder ser, las últimas horas del día para no llevarte la información preocupante a la cama. 
  • Busca fuentes fiables y medios veraces
    • Criba la información. Evita los medios sensacionalistas y las noticias con pocas fuentes oficiales o expertas.  
  • Evita reenviar los mensajes difundidos
    • Seguir la cadena de difusión puede perjudicar a otras personas. Reenvía solo aquella información que provenga de organismos oficiales.  
  • Reduce el tiempo dedicado a consultar la información
    • Por ejemplo, los 30 minutos que dura un telediario o 20 minutos de lectura en prensa digital. Evita programas de tertulia de varias horas en los que, con mucha probabilidad, el Covid sea un tema recurrente. Ponte alarmas que te recuerden que ya ha pasado el tiempo dedicado a la consulta si lo necesitas. 

La infodemia puede resultar también enfermiza. Toma acción sobre ella verificando las fuentes y le información antes de compartirla o difundirla. La cuestión no es dejar de informarse o perder interés por el tema; sino hacerlo con consciencia y sin dedicarle más tiempo del que se debe. Tómate incluso días de descanso en los que decidas no leer nada sobre la situación y aprovecha ese tiempo para disfrutar de actividades que te llenan, aunque sea en casa, para informarte sobre otras cuestiones.  

Y sobre todo, prioriza la calidad de información a la cantidad.  

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Autor: Clara Hernández

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