Autora: Imma Juan
Twitter: @intimind
La mente está siempre llena de contenidos y lo que buscamos es observarlos, no eliminarlos. Entre otras cosas porque esto es realmente difícil si no imposible para la mayoría de nosotros.
No intentamos cambiar nuestros contenidos mentales. Practicamos con la intención de no juzgar y, cuando lo hacemos, tomamos conciencia de que estamos juzgando y lo observamos. Es cierto que el mindfulness nos puede ayudar a ser más felices, pero no es una técnica que sirva sólo para disfrutar con más intensidad de los momentos agradables de la vida, también se viven con intensidad los momentos desagradables. Esto puede parecer un mal negocio, pero si aprendemos a prestar atención al presente en todo momento, aprenderemos también a estar en paz con nuestra vida tal como es.
La calma es una consecuencia de la práctica pero no su objetivo. Es cierto que aprendemos a inducirnos un estado de tranquilidad para descansar y calmar nuestra mente, y que eso tiene múltiples beneficios para la salud, desde aliviar el estrés a bajar nuestra presión arterial. Pero el objetivo no es relajarnos sino ser capaces de observar la realidad desde ese estado. Se trata de conocernos mejor y aprender cómo funciona nuestra mente.
Se trata de percibir las cosas tal cual son. Trabajas con la capacidad de tu mente de percibir y reconocer. No significa entrar en un estado hipnótico, es decir, no vamos a alterar o abandonar la experiencia en este momento. Al contrario, intentamos ser uno con ella, vivir y sentir la experiencia de la forma más directa posible.
Ante cualquier evento desagradable, nuestra reacción instintiva es huir y oponer resistencia. Como si haciendo esfuerzos lo pudiéramos evitar. Pero hay una frase que se ha convertido ya en un lugar común en mindfulness: “a lo que te resistes, persiste”. La oposición psicológica al dolor lo intensifica y lo convierte en sufrimiento. Así que trabajamos el ser conscientes de esas resistencias y permitir los eventos desagradables. Seguirás teniendo altibajos, buenos y malos momentos; el dolor y las dificultades son parte de la vida. Esta idea es la más difícil de aceptar porque normalmente hacemos las cosas para evitar el malestar. La práctica de mindfulness te hace sentirte mejor pero solo aprendiendo a no escapar del dolor. La práctica nos enseña a fluir y a manejarnos mejor en las experiencias adversas, a relacionarnos mejor con las emociones difíciles.
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No vas a convertirte en un ser impasible, alguien que ni siente ni padece. Al contrario, se trata de reconocer tus emociones y aceptarlas. Es el camino de mindfulness para gestionarlas mejor.
Aunque a todos nos gusta tener explicaciones y teorías sobre las cosas. Lee todo lo que puedas. Pero la atención plena, además de una habilidad a entrenar, es una experiencia y hay que vivirla.
Aunque haya sido practicada por monjes budistas durante más de dos mil quinientos años, es una actividad compatible con cualquier tipo de creencia religiosa o espiritual, o bien, como hace mucha gente, de modo totalmente laico. La investigación muestra importantes beneficios en el bienestar psicofísico de los meditadores y la psicología moderna considera que mindfulness es un valioso factor curativo en psicoterapia..
Se trata de alcanzar un estado mental más allá del miedo en el que no hay necesidad de controlar permanentemente.
Sintonizar con uno mismo es el primer paso para sintonizar con otros. Así de sencillo.
Requiere compromiso y decisión como cualquier hábito. Pero hay que ser realista y empezar por algo asumible. Basta con unos minutos al día. En Intimind tienes más de 100 meditaciones de tan sólo 10 minutos. Lo importante es hacerlo todos los días, ir creando un hábito y ampliar el tiempo gradualmente. Es muy probable que quieras dedicar más tiempo cuando experimentes la sensación de bienestar que genera la práctica. Al principio es más importante la regularidad, aunque sea corta, que dedicar mucho tiempo a ello sólo de vez en cuando.
Aunque entrenemos en quietud, nada se detiene. La observación minuciosa de la realidad, (con la actitud curiosa, amable, paciente y sin juicio de mindfulness), nos permite aproximarnos a “lo que es”, a una realidad cada vez más despojada de ideas preconcebidas, creencias, etc. Desde ese “darse cuenta” podremos cambiar el “reaccionar” por el “responder”. Por tanto, no eliminamos el responder, ni el actuar, ni el cambiar. Por eso mismo hay quien habla de “revolución mindfulness”
Autora: Imma Juan
Twitter: @intimind
A veces la vida nos pesa. Afrontar nuevos retos laborales, lidiar con enfermedades, atravesar por situaciones difíciles, afrontar un examen o una entrevista.
mucho mejor este artículo que el primero. El primero te lleva apensar que el mindfulness es todo lo que no es según este artículo. Es decir, si solo hubiera leido el primero, ya habría abandonado el sitio.
¡Gracias!Tomamos nota
Muchas gracias, es bastante claro el articulo, y quería preguntarte algo, desde tu perspectiva ¿cual es la principal razón por la cual huimos del presente?
Muchas gracias.
Hola Giovanni: Me parece que cuando huimos del presente es porque no nos gusta. Puede no gustarnos por simple aburrimiento o porque es muy difícil. Sea como sea, huir no solucionará el problema. ¿Qué opinas?
Muchas gracias por el comentario y la invitación a reflexionar.