¿SABÍAS QUE AYUDAR A LOS DEMÁS REDUCE EL ESTRÉS?

¿SABÍAS QUE AYUDAR A LOS DEMÁS REDUCE EL ESTRÉS?

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Autora: Imma Juan
Twitter: @intimind

El altruismo consiste en ayudar desinteresadamente al otro. Curiosamente, siempre que actuamos a favor de los demás, salimos beneficiados. La segregación de oxitocina, conocida como la hormona del amor, tiene mucho que ver con todo esto. La buena noticia es que algunas prácticas de mindfulness también te pueden ayudar a generarla y favorecer así tu acercamiento a los demás.

Ayudar a los demás rebaja los niveles de estrés

Técnicamente, esta respuesta se conoce con el nombre de “Tend and Befriend” -“Cuidar y hacer amigos”. Según este modelo teórico, si practicamos esta conducta en periodos de estrés, contribuimos a acelerar también nuestro proceso de recuperación. Nuestro organismo está diseñado para el equilibrio, y cuando nos desajustamos, pone en marcha mecanismos compensatorios.

El modelo “Tend and Befriend” fue desarrollado originalmente por la Dra. Shelley E. Taylor y su equipo de investigación en la Universidad de California, Los Ángeles, y descrito por primera vez en un artículo de Psychological Review, publicado en el año 2000.

Según este modelo teórico:

  • Las situaciones estresantes generan patrones de comportamiento protector.
  • Esta respuesta es un estado biológico diseñado para reducir la ansiedad y aumentar la esperanza.
  • La neuro hormona oxitocina es la que activa nuestras tendencias pro sociales.
  • El impulso para conectar con otros generado por la oxitocina es tanto una respuesta natural al estrés así como una fuente de resiliencia.

Por tanto, en periodos de estrés, cuando eres sociable y te da por hacer actividades de cuidado, ya sea para buscar apoyo o para ayudar a otros, liberas más cantidad de oxitocina. De esta manera tu respuesta al estrés se vuelve más saludable y te recuperas más rápido de los posibles efectos negativos del estrés a largo plazo.

Y es que la oxitocina, entre otros efectos, disminuye la tensión arterial y el ritmo cardiaco, reduce la tensión muscular e inhibe la liberación de las hormonas de la corteza suprarrenal (ACTH y Cortisol), las principales hormonas del estrés.

Parece que estamos entonces biológicamente preparados para recurrir a la ayuda mutua y el apoyo social para contrarrestar los efectos del estrés.

Sin embargo, en algunas ocasiones, no somos capaces de atender este impulso social hacia el que nos encamina la oxitocina. En situaciones de estrés, te habrá pasado más de una vez que lo único que quieres es encerrarte en ti mismo/a o incluso que atacas a los demás.  Cuando esto ocurre, en realidad estás actuando en contra de tu propia naturaleza y te pierdes una gran oportunidad de contribuir a tu propio bienestar físico y emocional.

Los 3 sistemas emocionales del ser humano

Una posible razón la podemos encontrar en la explicación que nos da Paul Gilbert, autor del libro “Terapia enfocada en la compasión”. El autor hace referencia a la existencia de 3 sistemas emocionales básicos en el ser humano, los cuales se encuentran notablemente desequilibrados:

     1.  Sistema de Amenaza/Defensa:

Su función es mantenernos alerta ante potenciales amenazas para la seguridad y la vida. Se activa cuando detectamos peligros potenciales y/o amenazas. Es un sistema de actuación rápida que provoca emociones como la ansiedad o la ira. Las hormonas que principalmente segrega nuestro organismo cuando este sistema está activado son la adrenalina y el cortisol.

     2.  Sistema de Incentivo/Búsqueda:

Este sistema regula las emociones y las motivaciones relacionadas con la búsqueda de recursos importantes para nuestra supervivencia y bienestar. Se activa con conductas de logro encaminadas a conseguir objetivos, nos proporciona la energía necesaria para actuar y nos genera sentimientos de bienestar y placer. Aquí la hormona predominante es la dopamina.

     3.  Sistema de Calma/Satisfacción:

Relacionado con emociones como la alegría, el apego seguro, las relaciones con otras personas. Está relacionado con el hecho de sentirnos contentos y seguros. Se activa cuando estamos con personas con las que nos sentimos vinculados emocionalmente, cuando establecemos relaciones de confianza y generosidad o cuando ayudamos desinteresadamente a los demás. En este sistema las hormonas predominantes son la oxitocina y las endorfinas.

Las 3 preguntas que deberías hacerte

  • ¿Cuál de estos 3 sistemas crees que predomina más en tu vida?
  • ¿Crees que están equilibrados?
  • ¿Activas los 3 con la misma frecuencia?

En general, en nuestra sociedad actual, con el ritmo de vida que llevamos y la cantidad de situaciones que en el día a día podemos considerar estresantes, lo más probable es que activemos con más frecuencia los sistemas de Ataque/Defensa e Incentivo/Búsqueda.

Si esto es así, es normal entonces que estemos tan ocupados defendiéndonos de amenazas y tratando de conseguir nuestros objetivos que es muy fácil que nos olvidemos de los demás.  Perdemos así una gran oportunidad de obtener los beneficios que tanto a nivel fisiológico como emocional tiene el apoyarnos en otros y ofrecer nuestra ayuda, sobre todo, en situaciones críticas o de estrés.

Ante este desequilibrio, Paul Gilbert propone establecer la Compasión como el regulador principal de los tres sistemas.

Cuidar de otros requiere cuidar de uno mismo

Te proponemos que empieces practicando la compasión hacia ti mismo. Desde ahí, te será más fácil sentir compasión por los demás y establecer conductas de ayuda y cooperación incluso en los momentos de estrés.

La compasión o la amabilidad hacia uno mismo también requiere tomar conciencia del propio sufrimiento. Si nos encontramos en una situación estresante o difícil, rara vez nos tomamos la molestia de parar y reconocer lo difíciles que están las cosas para nosotros en ese momento. Y si no lo hacemos con nosotros, difícilmente lo haremos con los demás.

Como dice Kristin Neff en su libro “Se amable contigo mismo”, si te juzgas y criticas continuamente intentando al mismo tiempo ser amable con los demás, estás poniendo límites artificiales que lo único que provocan en ti son sentimientos de separación y aislamiento.

Según Neff la compasión implica reconocer y ver claramente el sufrimiento de los demás.

También significa sentir bondad hacia los que sufren y así surge el deseo de ayudar.

Además, compasión es reconocer que el ser humano es imperfecto y frágil.

 Para que empieces a trabajar los sentimientos de compasión y autocompasión, además de los ejercicios que te comentamos en Mindfulness y Autocompasión: El arte de cuidarse a uno mismo, te invitamos a responder algunas preguntas que plantea Kristin Neff:

  1. ¿Cómo te tratas cuando se te presentan retos de manera repentina? ¿Tiendes a ignorar tu sufrimiento y te centras exclusivamente en resolver el problema o haces un alto para cuidarte y consolarte?
  1. ¿Tienes tendencia a dejarte llevar por las dificultades y a percibirlas peores de lo que son o mantienes un punto de vista equilibrado?
  1. ¿Te sientes desconectado de los demás cuando las cosas van mal, imaginando que todo el mundo está mejor que tú, o intentas recordar que todas las personas experimentamos momentos difíciles?

Cuidar de los otros

 Trabajando la compasión hacia ti mismo y hacia los demás, aún en situaciones de estrés, puedes ser consciente de cómo te sientes.

Puedes brindarte calma y apoyo.

Puedes pensar que otros también están sufriendo.

Y finalmente puedes elegir.

Elegir si quieres seguir defendiéndote y/o atacando u optar por dar otras respuestas. Por ejemplo, tratar de entender a los demás e incluso buscar apoyo en otros para tratar de solucionar los problemas. Como explicábamos al principio, esta es una de las mejores opciones para salir bien parado en los momentos de estrés.

No obstante, para poder llegar a este tipo de respuesta, hace falta práctica, tanto para desarrollar compasión hacia nosotros mismos como para desarrollar compasión hacia los demás.

La meditación de la amabilidad afectuosa que propone Christofer K. Germer en su libro “El poder del mindfulness” es una de las opciones.

Amabilidad afectuosa es una traducción de la palabra pali metta que significa también “amistad”, “amor”, “benevolencia” y “buena voluntad”.

En su expresión más plena, metta es “amor universal”.

En palabras de Albert Einstein:

“El ser humano es parte del conjunto de lo que llamamos “universo”, una parte limitada en el tiempo y el espacio. Se experimenta a sí mismo, sus pensamientos y sentimientos, como algo separado del resto, una especie de espejismo de su consciencia. Este espejismo es una especie de cárcel para nosotros, que nos limita a nuestros deseos personales y a sentir afecto por unas pocas personas más próximas. Nuestra tarea deber ser la de liberarnos de esta cárcel ampliando nuestro círculo de compasión para abarcar a todas las criaturas vivas y al conjunto de la naturaleza en su belleza”.

Una vez que decides que vale la pena desarrollar la amabilidad afectuosa hacia los otros, es necesaria una preparación básica para tratar con las personas con las que te resulta difícil relacionarte. Lo que te proponemos es comenzar practicando con una persona cercana que te aporta bienestar y te hace feliz.

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  1. Gloria dice:

    Hola, me ha parecido súper interesante, ¿sería posible conocer las fuentes/referencias del artículo? Muchas gracias 🙂

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