Autor: Clara Hernández
Muchas de las personas que menstrúan sufren numerosas molestias y dolencias. El periodo puede convertirse en una auténtica pesadilla cada vez que llega si trae consigo cólicos dolorosos o calambres abdominales. Muchas veces la regla se vive como un obstáculo que impide trabajar con la eficacia deseada o cumplir las tareas y objetivos marcados para ese día. El cuerpo demanda un ritmo más pausado y una serie de atenciones y cuidados. Por esta razón, es muy frecuente la automedicación con antiinflamatorios u otro tipo de medicamentos que reducen el dolor lo más rápido posible.
Los altos niveles de estrés pueden influir en la calidad del ciclo menstrual. Por un lado, la hormona luteinizante (LH) y la hormona folículo estimulante (FSH), vitales en el desarrollo de la ovulación, pueden verse inhibidas si se producen altos niveles de cortisol, la hormona del estrés. Esto puede provocar cambios en la duración de las diferentes fases del ciclo, pudiendo producirse un retraso menstrual, una irregularidad o incluso una anovulación. Esto ocurre cuando los ovarios no han liberado óvulos porque las hormonas necesarias (LH y FSH) no han podido realizar su trabajo.
Las causas de la anovulación o de una amenorrea (ausencia de regla) pueden ser varias, pero es cierto que el estrés juega un importante papel en el correcto funcionamiento de las hormonas fundamentales del ciclo menstrual.
Por otro lado, el estrés también puede producir una dismenorrea, o dolor menstrual, más aguda. Por lo general, es bastante normal tener ciertas molestias en el abdomen durante los primeros días de menstruación, debido a las contracciones que realiza el útero. Lo que es más preocupante y puede estar provocado por el estrés, entre otros muchos factores, son los dolores menstruales que llegan a incapacitar.
La meditación puede ser una herramienta de gran ayuda para reconocer las emociones y los diferentes estados de ánimo, tanto propios como ajenos. A esta capacidad se le conoce como inteligencia emocional y siempre se puede trabajar para desarrollarla.
En este sentido, la meditación puede ayudar a encauzar el camino hacia una menstruación más consciente. Cuando practicamos mindfulness o atención plena, estamos realizando también un trabajo de conciencia corporal y emocional. Hacemos una pausa para fijarnos en cómo respiramos, cómo se mueve nuestro cuerpo al respirar, cómo nos encontramos en esos momentos, etc. Esto ayuda a desarrollar más una “mente observadora” que “pensante”, algo que puede ser muy beneficioso para evitar bucles de pensamientos negativos.
La práctica de la meditación enseña que todos los pensamientos tal y como vienen, se van, y que son simplemente eso, pensamientos. Nos enseña a observarlos, sin juzgarlos ni engancharse a ellos. Con la práctica se puede aprender a dejar de identificarte con esos pensamientos y/o emociones y a tener más claridad mental. Esto, durante el ciclo menstrual, y sobre todo durante el síndrome premenstrual (SPM) puede ser de gran ayuda, ya que es más frecuente tener problemas de autoestima, desmotivación o sentimientos de tristeza. Si se trabaja una mayor consciencia emocional, será más complicado que las emociones nos controlen, y el SPM se hará más llevadero.
Además, la meditación ayuda a aceptar situaciones que son incontrolables y a interpretarlas y/o solucionarlas de una forma más eficaz, creativa y positiva. Esto puede favorecer una menstruación más consciente, en la que deja de ser un obstáculo o enemigo, para empezar a ser aceptada e incluso apreciada.
Un estudio promovido por investigadores de España, Francia y Estados Unidos y publicado en la revista científica Psychoneuroendocrinology ha descubierto que los ejercicios de meditación o atención plena pueden provocar cambios en la estructura molecular de los genes sobre los que suelen actuar los fármacos antiinflamatorios y analgésicos. Es decir, que el mismo efecto que pueden tener los medicamentos antiinflamatorios o calmantes, utilizados con regularidad durante el periodo menstrual, podrían ser sustituidos con una práctica meditativa o de atención plena debido a su efecto terapéutico. Los resultados del estudio muestran una «regulación a la baja de genes implicados en la inflamación». Esto, por supuesto, requiere de una práctica más habitual, no prácticas aisladas durante la menstruación. Aunque de todas maneras, se puede meditar durante esos días y notar pequeños cambios positivos en el dolor.
No esperes a tu próxima menstruación para empezar a meditar. En la app de Intimind encontrarás meditaciones para mejorar la salud y los niveles de estrés, y para lograr un mayor equilibrio emocional. Quizá la combinación de ambas te acerquen a una menstruación más sana y positiva.
Autor: Clara Hernández