Autora: Imma Juan
Twitter: @intimind
Llevo tiempo dándole vueltas a este binomio.
La práctica del running quema calorías y te ayuda a vivir más y mejor. La meditación mindfulness reduce el estrés y mejora la salud cardiovascular. Además nos favorecen mental y emocionalmente porque los dos tipos de ejercicio mejoran la confianza y el bienestar. Vistas como terapias conductuales, el ejercicio aeróbico y la meditación han demostrado beneficios para las personas que sufren de depresión, no se acompañan de profundos efectos secundarios y se pueden practicar a lo largo de la vida.
Si esto fuera poco, un estudio reciente publicado en Translational Psychiatry dice que el todo es mayor que la suma de sus partes.
En otras palabras: la combinación de meditar y correr podría ser mejor para la salud mental que practicar cualquiera de esas actividades por sí sola.
A pesar de todo no encuentro tiempo ni manera de incluir en mi planning dos actividades extra. Y mira que me siento motivada para hacerlas: cuidar de mi salud es importante para mi. Pero hay un peligro real de que en lugar de beneficiarme me estrese más con tantas obligaciones en mi vida. Así que voy a matar dos pájaros de un tiro.
Lo primero que he hecho ha sido, como siempre, recopilar información. En síntesis, hay tres formas de empezar a correr meditando
Así de simple. Una actividad complementa la otra, por lo tanto se vuelven un mismo ejercicio. Cuando pones toda tu atención en todo lo que envuelve a tu rutina de salir a correr, estás meditando. Centrándote en sentir el aire en el rostro, en el movimiento de piernas y brazos, en mantener o mejorar una velocidad, etc. La clave está en mantener tu conciencia presente: incluso en los momentos de dificultad, esfuerzo y dolor.
Sal a correr.
Lo más probable es que en cero coma (0,…) estarás pensando en lo que tienes que hacer después, en algo que te ocurrió ayer… NO PASA NADA.
Como los estímulos exteriores son constantes, la cabeza tenderá a perderse y a saltar de un pensamiento a otro: no luches contra ellos, vuelve de forma amable a tu momento presente y a la armonía de tus movimientos.
El ejercicio básico, la esencia de la meditación mindfulness es DARSE CUENTA, ser consciente.
Una manera de superar una mente dispersa o desenfocada mientras se está corriendo es sintonizar con la respiración. Conectar con ella ejerce el mismo efecto para tu atención que echar un ancla. Esto significa simplemente ser más consciente de tu patrón de respiración. Observar como es cada inspiración y cada espiración, si duran un paso o dos.
También es útil elegir un lugar en la distancia como un punto de anclaje para la mirada. Mirar alrededor o hacia abajo puede contribuir a la dispersión mental, pero si miras recto, hacia delante, aumentan las posibilidades de fluir en la experiencia.
Entonces, vuelves a poner toda tu atención en la respiración, en el cuerpo, en lo que te rodea, en lo que estás haciendo, en el momento presente.
Son anclas a las que vuelves cada vez que tu mente se va. Mil veces si es necesario. Vuelves amablemente al presente.
Al estar consciente de que estás corriendo, a diferencia de cuando estás en un estado semiconsciente o en piloto automático, tu rendimiento físico es más alto.
Si corres conectado a tu respiración y a tus pies, de forma gradual adquirirás una mejor postura
Un mantra es un sonido que, al repetirlo, tiene cierto poder psicológico o espiritual. Se utilizan en distintas meditaciones, y su poder no es la palabra en sí, sino lo que se obtiene con ella: atención focalizada en un sonido repetitivo.
Sabemos que la repetición nos ayuda a crear nuevos caminos neuronales y a asentarlos como un hábito.
Son como autopistas de la mente para nuestros pensamientos.
Si piensas constantemente: “No soy fuerte” este camino se dibujará más sólidamente en tu cerebro cada vez que lo pienses hasta convertirse en el único. Si intentas cambiar ese pensamiento: “Hoy no me siento fuerte, ya veremos mañana” puede ser desafiante al principio, pero a base de repetición y tiempo suficiente puedes construir una nueva carretera y que, además, sea robusta. Una nueva carretera para un pensamiento más realista .
Por eso el running es una actividad perfecta para meditar con un mantra, porque entras en un movimiento repetitivo durante 10, 15, 20, o tal vez más minutos.
Elige un mantra y repítelo durante la marcha durante una semana y ver qué pasa.
Todas tus creencias generan tu realidad. Una creencia es sólo un pensamiento repetido una y otra vez. Carrera a carrera los puedes cambiar.
Según Ann Graybiel, investigadora del MIT para crear un nuevo hábito hay que tener en cuenta varias cosas.
En 2012, Sakyong Mipham, un lama budista con nueve maratones a sus espaldas, popularizó la tendencia meditación-running.
Con su libro “Correr y meditar: Enseñanzas para entrenar el cuerpo y la mente” Mipham descubrió que cuando sincronizas mente y cuerpo, el goce deportivo aumenta.
Si hablas con corredores más experimentados, seguro que alguno te puede hablar de esa experiencia de flujo en que se convierte el correr meditando. Porque, aún sin pretenderlo, muchas veces se puede entrar en un estado de flujo meditativo, un estado de pura experiencia. También lo cuenta muy bien Haruki Murakami en su libro “De qué hablo cuando hablo de correr”, una delicia para meditadores y runners.
Si deseas convertirlo en un hábito, te puedes formular un reto.
¿Qué tal si te propones hacerlo durante dos semanas?
Márcate el reto de incluir la meditación a tu running, practica tus carreras con un enfoque físico y mental.
¿Qué estás esperando? Átate las zapatillas, sal a la calle y empieza a meditar.
Autora: Imma Juan
Twitter: @intimind