La atención plena es una actitud hacia la vida que ayuda a ser más abierto, compasivo (recuerda que ser compasivo no es tener lástima, sino empatizar con el otro y desear ayudarle) y más consciente de uno mismo.
La práctica de mindfulness implica dirigir deliberadamente la atención lejos del piloto automático y de los pensamientos negativos, estando así más presente y conectado al momento.
Ese estado de consciencia plena tiene implicaciones en tu manera de vivir la vida y tiene lógica pensar que esto redunda en nuestras relaciones con los demás.
¿La atención plena en realidad causa mejoras en las relaciones? ¿O son las relaciones más felices las que nos hacen sentir más presentes y abiertos? Esto plantea el problema de que fue antes si el huevo o la gallina.
Aunque no estamos seguros de que sea la atención plena quien produzca una mejora en las relaciones, al menos hay algunos estudios que demuestran que en parte sí lo hace. Un análisis publicado en The Journal of Human Sciences and Extension en 2016 descubrió que unos niveles más altos de atención plena predicen relaciones más felices y satisfactorias.
Y esto es por cómo la atención plena afecta al cerebro:
Todos queremos relaciones más felices, pero pocos conocemos las claves para la satisfacción de las relaciones.
En lugar de centrar la energía en quejarse o tratar de cambiar a nuestras parejas, practica mindfulness. Aún mejor, haced un curso juntos o practicar usando una app de mindfulness.
Esto os ayudará a ser más presentes, amorosos y emocionalmente maduros.