¿Por qué tu organización necesita más empatía?

¿Por qué tu organización necesita más empatía?

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Autora: Imma Juan
Twitter: @intimind

La empatía es contagiosa. Hay estudios que demuestran que esa capacidad humana de ponernos en el lugar del otro, puede mejorar el rendimiento laboral, la satisfacción y el bienestar. Y lo mejor es que la empatía no nace, sino que se hace. Es decir que podemos aprenderla y cultivarla.

Las estaciones de tren suelen ser retratos vivientes del individualismo. Gente yendo, viniendo, cruzándose sin mirarse más que lo justo para no chocar. Cada uno va con su maleta, su viaje, su ruta. No se cruzan muchas palabras. El objetivo es claro, llegar al destino. Entre todo ese orden y rutina, un bebé puede cambiar la dinámica: cuando empieza a dar sus primeros pasos. Cuando por primera vez ese niño pequeño intenta andar, el resto lo miran, sonríen, incluso hacen fuerza para que un pie vaya detrás del otro. Sin conocerse, los padres de alrededor empiezan a animarlo: “Vamos tu puedes”. “¡Puedes hacerlo!”. Tambaleándose consigue andar. Sus primeros pasos.

Entre la multitud se ha creado un momento de empatía, o de algo aún más intenso: empatía compartida. La gente allí presente ha compartido literalmente la misma emoción, Thoreau lo llamó, el milagro de la empatía en acción.

¿Podría ocurrir un mayor milagro que mirarnos a través de los ojos del otro por un instante?
-Henry David Thoreau

No es sorprendente entonces que la empatía se encuentre repetidamente como una de las características más críticas del liderazgo efectivo.

La empatía es crítica no solo para la conexión humana, sino también para identificar problemas significativos en el mundo. De hecho, es por eso que la empatía es una característica tan común de los empresarios exitosos.

Actúa como otro sentido que hace que las personas sean más perceptivas a las necesidades de los demás. Las investigaciones encuentran que la empatía puede mejorar el desempeño laboral, la satisfacción y el bienestar. Cultivar una organización empática promueve lo que se llama el comportamiento organizacional de la ciudadanía, comúnmente conocido como «ir más allá».

Lo mejor de todo es que este tipo de empatía compartida se puede aprender y cultivar. Estas son algunas formas clave para comenzar.

   1. Cultivar un propósito común centrado en el otro. Para por unos momentos de pensar en ti mismo, y busca algo en pro del bienestar del otro. Esto despierta la empatía.

   2. Abraza y anima la curiosidad. La curiosidad por lo desconocido despierta el interés y por tanto la capacidad empática con aquellos que aun no conocemos.

   3. Entrena la imaginación. Es una buena forma de ponerse en la piel del otro, de imaginar su vida, lo bueno y lo malo.

Las vidas de las personas están llenas de viveza y complejidad. Cuando seamos capaces de verlo, descubriremos que no son tan diferentes a las nuestras. Este ejercicio de empatía, comparar y ver que nuestras vidas no son tan diferentes a las de los demás, puede ser la herramienta más poderosa para construir comunidades y organizaciones que se preocupen y se cuiden entre sí.

La empatía es contagiosa

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Autora: Imma Juan
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